lunes, 18 de marzo de 2013

DEL MARATÓN DE BADAJOZ 2013. FIN DE SEMANA.

Era sábado y eras las 8:05, cuando arranqué el coche después de hacerle "unaperdi" a Germán. Le recogí enfrente de nuevo Burger King y nos fuimos por el resto de compañeros.

A eso de las 8:15, estábamos ya en ruta, con dirección a Badajoz. Nos paramos, como no podía ser de otra forma en Villamesías, pueblo que desde aquí recomiendo a todo aquel que vaya por dichos lares. Se nos pasó hacernos una foto en su coqueta plaza, pero a cambio nos la hicimos en la Plaza Alta de Badajoz.

Una vez superada la parada obligatoria, fuimos por el dorsal donde nos esperaba el resto de la expedición. Recogida, risas, saludos diversos, reservar el restaurante para el domingo y a la comida de la pasta.

Comida de la pasta que es distinta a las demás, puesto que se sirve en un restaurante donde dan banquetes de boda, decorado como tal, con sus camareros, su bebida a elegir, su mantelito, su postre, sus macarrones, sus ensaladitas al centro, sus filetitos de pollo con guarnición de verduras, su postre, su posibilidad de repetir o tripitir si llega el caso (y no me refiero a comida, hubo gente de otros grupos que se trincó 5 o 6 Cruzcampos, en la comida) y claro su poeta.

Si, su poeta, este Maratón, cuenta entre sus filas con un poeta. Un simpático personaje, cuyo nombre no recuerdo, pero que se pasa mesa por mesa, con su gracejo extremeño y su poesía en ristre, para que la tengamos de recuerdo.

Puedo prometer y prometo, que alguien se quedó encargado de recogerle la firma, para cuando alcance las más altas cuotas literarias y esté en Estocolmo a recibir el Nobel (ya sabéis que ha de pronunciarse con golpe de voz en la e, esto es /nobél/), podamos decir que tenemos su firma en las vitrinas del club.

Este poeta, no contento con entregarnos la copia de su poesía, nos la recito de manera simpática en más de una ocasión, en el más absoluto silencio de los cerca de ochocientos comensales, que ni respiraron, por no interrumpirle ni importunarle,  durante los 54 minutos y 37 segundos, que duró su retahila, marcando sin duda, el grado simpático y claro también cultural de la comida, con lo que desde aquí propongo actividades similares en futuros maratones.
Los ocho legendarios:   Luis López (SuperLópez I), Óscar López (SuperLópezII), Jaime (El rápido de Chilo), José Luis Mtnez. (el Abuelo Mudo), Juan Antonio Muñoz (la Bala), Pedro Toledo (Padawan). Francisco Muñoz (la Legenda) y Germán Marlasca (la Eterna Sonrisa), 

La previa.

La salida.

En carrera.

Óscar, demasiado rápido para la cámara.

Entrando en meta.

Puente de Palma.
Hablando con la cámara.

Otra vez Puente de Palma.


Desde allí, al hotel, una siestecita y ruta turística con Francisco de guía. cenita y al hotel para reponer fuerzas.

Y hablando de fuerzas, que la fuerza os acompañe.

Fotos por gentileza de María Amparo Belmonte (Francisco's Wife).










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